Con la tradicional Quema del Diablo, concluyó ayer sábado 10 de julio en la ciudad de Santiago de Cuba, el XXXVI Festival del Caribe, o como también se le conoce, Fiesta del Fuego, más que una tradición cubana y santiaguera, una verdadera fiesta de hermandad entre los numerosos pueblos que integran la comunidad caribeña. No por gusto lo denominan como “sui géneris diplomacia cultural”.
Este Festival, es uno de los eventos del país de mayor convocatoria en el país, porque cada año reúne a miles de participantes. Este año, 2016, contó con más de 2 mil, procedentes de 25 países del área Caribeña.
Esta 36 edición, volvió a servir como puente de unión entre las numerosas expresiones de la cultura popular de cualquier rincón del Caribe, mediante la música, la danza, la culinaria, la religión, y muchas otras manifestaciones bien apegadas a la oralidad, los ancestros y la historia.
Como cada año la apoteósica fiesta terminó con la tradicional Quema del Diablo, una especie de muñeco gigante, símbolo de la maldad, al que la multitud congregada en la Avenida Jesús Menéndez convirtió en cenizas, para "darle paso de manera limpia" a la próxima Fiesta del Fuego, que se celebrará el año próximo.
Horas antes el pueblo santiaguero y todos los participantes de las muchas delegaciones asistentes bailaron al ritmo de la Conga de los Hoyos, una conga santiaguera emblemática, símbolo de lo más autóctono de la región oriental del país.
El próximo festival, en el 2017 se dedicará a Bonaire, isla de las Antillas Holandesas, y se espera la asistencia de 200 bonaerenses, quienes nos traerán desde su pequeña isla, lo más genuino de sus tradiciones culturales, para compartir junto con sus hermanos caribeños.
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